El Mito del Estímulo Económico

La ceguera parcial no lo observa todo...

¿Estimula el gasto de gobierno la economía en conjunto, o apenas es algo que nos han dicho?

El famoso economista francés Frédéric Bastiat (1850) hablaba de lo que se ve y lo que no se ve en su célebre ensayo. Lo que se ve son los aparentes beneficios inmediatos: empleos en infraestructura, salarios pagados con fondos públicos, entre otros. Pero lo que no se ve —y es mucho más peligroso— es el costo oculto: la destrucción de los recursos privados que podrían haberse usado para invertir en innovación, productividad y crecimiento sostenido.

Lo que se ve:

Empleos Creados:
Los proyectos de infraestructura financiados por el gobierno son visibles. Los trabajadores empleados en estos proyectos reciben salarios, lo cual es evidente y puede ser medido directamente.

Infraestructura:
Se construyen carreteras, puentes, y otros bienes públicos que son tangibles y utilizados por la sociedad, mostrando un aparente progreso.

Consumo Inmediato:
Con más gente empleada, hay un aumento en el consumo, lo que puede estimular temporalmente la economía local.

Lo que no se ve:

Efecto Desplazamiento:
El dinero que se usa para financiar estos proyectos proviene de impuestos o de endeudamiento. Esto significa que recursos que podrían haber sido utilizados por el sector privado para inversiones o consumo personal, ahora son redirigidos hacia estos proyectos.

Costo de Oportunidad:
Los recursos son finitos. El dinero gastado en estos proyectos no se invierte en otras áreas que podrían haber aportado innovaciones. Por ejemplo, los negocios que no abren o las innovaciones, los productos que no se financian, o los productos que no se compran.

Distorsiones del Mercado:
Los subsidios y estímulos pueden alterar las decisiones económicas naturales, llevando a una mala asignación de recursos. Por ejemplo, las innovaciones que no se financian, o los productos que no se compran.

Deuda Pública:
Si el estímulo se financia con deuda, las generaciones futuras tendrán que pagar estos gastos, lo cual puede limitar sus propias capacidades de inversión y consumo.

Inflación:
Si el estímulo económico es financiado mediante la creación de dinero, puede llevar a la inflación, lo que reduce el poder adquisitivo de la moneda y puede afectar negativamente a aquellos con ingresos fijos.

Dependencia:
Existe el riesgo de crear una dependencia de la economía de estos estímulos, en lugar de fomentar una economía que se auto-sustente a través de la innovación y la eficiencia.

Bastiat argumentaba que un análisis completo de las políticas económicas debe considerar ambos lados de la moneda: no solo los beneficios inmediatos y visibles, sino también los costos y beneficios no visibles o diferidos. Esto implica pensar en las consecuencias a largo plazo y en cómo las decisiones de hoy afectan al potencial de crecimiento futuro. El mito del estímulo económico, por tanto, radica en creer que solo lo que se ve es todo lo que importa, ignorando las profundas implicaciones de lo que no se ve.

Que tengas un excelente lunes.

J. F. Carpio
www.jfcarpio.com

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